El arte de preguntar

El arte de preguntar

Es natural que los niños y las niñas estén constantemente haciendo preguntas, ya que es parte de su naturaleza explorar y descubrir el mundo que les rodea. A través de las preguntas, ellos construyen su comprensión y dan sentido a lo que están experimentando. Las preguntas surgen cuando hay un desequilibrio conceptual, es decir, cuando encuentran algo que no encaja con lo que creían saber.

Acá te dejamos algunas sugerencias para potenciar el arte de preguntar: 

Es importante destacar que no hay preguntas tontas u obvias, todas las preguntas son válidas y significativas para los niños y las niñas que las formulan. Por lo tanto, como cuidadores o educadores, no debemos desalentar su curiosidad innata, sino más bien incentivarla y apoyarla. La curiosidad es una cualidad maravillosa que impulsa el aprendizaje y el crecimiento. 

La capacidad de hacer preguntas no solo estimula la adquisición de conocimientos, sino que también fomenta el análisis y el pensamiento crítico. Cuando los niños y las niñas preguntan, participan activamente en el proceso de aprendizaje y reconocen sus saberes previos. Esto les ayuda a concentrar su conocimiento y a construir conexiones significativas entre lo que ya saben y lo que están aprendiendo. 

Además, la habilidad de hacer preguntas también contribuye al desarrollo del lenguaje y de habilidades sociales. Al formular preguntas, los niños y las niñas practican la expresión verbal y aprenden a comunicarse de manera efectiva. También fortalecen su capacidad de escucha y empatía al prestar atención a las respuestas y perspectivas de los demás. 

La curiosidad y la capacidad de hacer preguntas también fomentan la creatividad, la reflexión y el deseo por investigar. Los niños y las niñas que se sienten seguros para preguntar e indagar son más propensos a explorar nuevas ideas y perspectivas. La reflexión sobre las respuestas obtenidas y la búsqueda de nuevas soluciones les permite ampliar su comprensión y habilidades. 

Por eso debemos potenciar la curiosidad innata de los niños y las niñas, ya que es una poderosa herramienta para el aprendizaje y el desarrollo integral. La capacidad de hacer preguntas no solo impulsa el conocimiento, sino que también promueve el pensamiento crítico, la expresión verbal, el desarrollo social y emocional, y la creatividad. Como cuidadores o educadores, nuestro papel es nutrir y apoyar esta curiosidad, brindando un ambiente enriquecedor donde los niños se sientan motivados y seguros para explorar y descubrir el mundo que les rodea a través de sus preguntas. 

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