Los niños y las niñas como sujetos de derecho

Los niños y las niñas son reconocidos como sujetos de derechos en virtud de la Convención sobre los Derechos del Niño, un tratado internacional adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989. Esta convención establece que los niños y las niñas tienen derechos inherentes e inalienables que deben ser respetados y protegidos en todas las circunstancias. 

Ahora pensemos en cómo podemos reconocer a los niños y las niñas como sujetos de derecho. Como cuidadores, hacemos la diferencia cuando vemos y valoramos las capacidades de los niños y las niñas desde su nacimiento. Sabemos que se comunican a través de su gestualidad, balbuceos u oralidad. Por ejemplo, entendemos que un bebé expresa su incomodidad, hambre o sueño por medio del llanto. Cuando aprendemos a detectar eso que el bebé quiere comunicarnos, fortalecemos nuestra conexión con cuidadores con él o ella. Esta conexión se fortalece a medida que los niños y las niñas crecen; y nos ayuda a entenderlos como seres potentes, llenos de capacidades; en lugar de verlos como seres frágiles que necesitan que los adultos hagan todo por ellos. Al contrario, aunque sabemos que necesitan nuestra compañía y protección como garantes de sus derechos, reconocemos y valoramos sus capacidades desde su nacimiento, permitiéndoles asumir pequeñas responsabilidades y desafíos acordes con su edad. Con esto, estamos demostrando nuestra confianza en su potencial. 

Y para lograrlo, no necesitamos grandes estrategias de transformación en las aulas o espacios en los que acompañamos a los niños y las niñas, solo necesitamos pequeños cambios en nuestro hacer. Para promover su participación activa en el aprendizaje, podemos escuchar sus voces y permitirles tomar decisiones. Por ejemplo, podemos crear un libro de acuerdos con ellos que nos permita definir cómo nos comportamos en el espacio en el que vamos a estar o podemos disponer los dibujos que los niños y las niñas hacen en un espacio visible, y hacer preguntas sobre sus creaciones, escuchando sus explicaciones e identificando desde ahí aquello que les interesa para invitarlos a continuar explorando esos intereses. También podemos estar atentos a los lugares de vacunación o a los espacios donde se den propuestas comunitarias de juego y exploración para los niños y las niñas, y compartir esta información con los padres. Incluso podemos llevarlos a espacios culturales teniendo en cuenta su seguridad y bienestar. 

Además, garantizamos la igualdad al tratar a todos los niños y las niñas de manera equitativa, sin importar su género, origen étnico u otras características. Por ejemplo, si en tu aula hay niños con alguna discapacidad, es importante que realices los ajustes necesarios en el ambiente físico para que los niños puedan participar activamente de todas las experiencias, desde sus posibilidades. También es importante respetar la cultura y tradición de cada niño y cada niña. Esto lo puedes lograr al interesarte por sus costumbres y cultura. Por ejemplo, saber de qué parte del país son, cuáles son sus comidas favoritas, cómo pasan tiempo en familia, qué tipo de canciones o música escuchan y cuáles son sus hobbies.  Si hay algún niño o niña cuya familia se dedica al tejido, pueden traer el reciclaje que les sobre en esta labor y resignificarlo juntos, es decir crear alguna producción con este material. ¿O qué tal invitar a los padres para que nos cuenten sobre su oficio, sobre los materiales que usan y armar unas provocaciones alrededor de este lenguaje en el aula? 

Por otro lado, nos comprometemos a proteger el bienestar físico y emocional de los niños y las niñas, brindándoles un entorno seguro y libre de violencia. Como cuidadores, también facilitamos su desarrollo integral al diseñar experiencias que estimulan su crecimiento en todos los aspectos: físico, emocional, cognitivo y social. Reconocemos la importancia del trabajo holístico y utilizamos los intereses y curiosidades de los niños y las niñas como herramientas para su aprendizaje diario. Por ejemplo, si tienes a tu cargo niños y niñas de diferentes edades, puedes aprovechar situaciones cotidianas, como su interés en los sonidos de la calle, para fomentar su aprendizaje: haz preguntas a los más pequeños sobre los sonidos que escuchan e invítalos a reproducirlos, o invita a los niños y las niñas más grandes a representar los sonidos a través del dibujo o buscar similitudes entre ellos. En este proceso de exploración, trabajamos la escucha, diferenciamos el nivel de desarrollo de cada niño y cada niña, utilizamos su entorno y cultura como herramientas de aprendizaje, y abordamos todas las dimensiones del desarrollo. Por ejemplo, pueden dibujar los sonidos, saltar al ritmo del sonido, construir un instrumento que genere ese sonido o contar cuántas veces seguidas suena el pito de la moto del vecino antes de que le abran. 

Los invitamos a reflexionar sobre el importante rol que desempeñan en la vida de los niños y las niñas como sujetos de derechos. Aprovechen cada oportunidad para favorecer su desarrollo integral y promover el respeto por sus derechos.  

 

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