La exploración en los niños
En la experiencia educativa aeioTU, se reconoce la importancia de los procesos de exploración como elementos fundamentales en la construcción del conocimiento de los niños en la primera infancia. Estos procesos les permiten establecer conexiones directas con el entorno que los rodea, a través de los cuales identifican, interpretan y representan el sentido de su realidad.
El ciclo de la espiral del proceso de exploración comienza con las conexiones que se entrelazan en el círculo del conocimiento: desear, aprender, desarrollar y lograr. El primer paso es observar. Durante esta etapa, el niño entra en contacto directo con el espacio, las experiencias y los materiales que le llaman la atención, deteniéndose en sus detalles para identificar y reconocer lo que observa. Es un momento de indagación y curiosidad que permite al niño deleitarse en el proceso.
Luego, llegamos a la etapa de experimentar. Aquí, el niño y el educador van más allá de la mera observación, buscando profundizar en los intereses iniciales. La experimentación se convierte en una estrategia para enriquecer la exploración, utilizando provocaciones y experiencias que permiten jugar con diferentes posibilidades centradas en los intereses de los niños.
La etapa siguiente es el descubrimiento, que está estrechamente relacionada con la experimentación. A medida que el proceso de exploración se vuelve más sistemático, el descubrir permite categorizar las ideas a desarrollar expresadas por los niños a través de sus descubrimientos. Aquí es donde los educadores proponen diferentes experiencias que despiertan el asombro de los niños.
Un ejemplo puede ser cuando: Los niños participan en un proceso de exploración sobre las frutas. Comienzan observando diferentes frutas frescas, identificando sus características. Luego, experimentan al probarlas, describiendo sus sabores y texturas. Posteriormente, descubren frutas exóticas a través de una presentación visual, explorando sus formas, colores y aprendiendo sobre sus orígenes. A lo largo de esta experiencia, los niños se sumergen en el ciclo de la espiral del proceso de exploración, desde desear aprender sobre frutas hasta desarrollar conocimiento y lograr nuevas comprensiones.
Las ideas a desarrollar son fundamentales en la estructuración de la espiral de los procesos de exploración, ya que el educador, a través de la observación y la escucha activa, determina si la experimentación, el descubrimiento y la observación han despertado la curiosidad e interés en el niño. Estas ideas pueden manifestarse como expresiones, preguntas, propuestas, hipótesis o teorías, y son los pensamientos que guían la exploración.
Para ilustrar esto, consideremos un ejemplo concreto los niños se involucran en un proceso de exploración sobre los recursos naturales y reciclables. Comienzan observando diferentes materiales como papel, plástico y vidrio, identificando sus características y propiedades. Luego, experimentan al manipular y clasificar estos materiales en contenedores designados para reciclaje. A medida que avanzan en el proceso de exploración, los niños descubren cómo se pueden reutilizar algunos materiales, como crear juguetes con cartón o utilizar botellas de plástico como macetas para plantas. Además, aprenden sobre los recursos naturales, como el agua, el sol y el aire, y cómo se pueden conservar y utilizar de manera sostenible. A través de esta exploración activa, los niños desarrollan conciencia ambiental y adquieren conocimientos sobre la importancia del reciclaje y la preservación de los recursos naturales para cuidar nuestro planeta.
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