El rol del maestro

Observación y registro, herramientas poderosas para el maestro en su rol.

El rol del maestro abarca diversas acciones y actitudes que promueven un ambiente de respeto, autonomía y aprendizaje significativo para los niños y las niñas. 

Acá podrás encontrar algunos beneficios del proceso de observación y registro en el aula. 

El rol del maestro implica ser un observador constante. Desde la llegada de los niños, el maestro acompaña sus procesos, prestando atención a cada detalle. Escucha atentamente su tono de voz, su emoción al saludar y contar las situaciones que, para él importantes, como la emoción de ver cómo pintaron las líneas de las calles al ir de camino al jardín. Este pequeño momento de interacción se convierte en una oportunidad para conectar con los niños, las niñas y sus intereses. 

Como maestros, debemos hacer uso de todos los sentidos al escuchar a los niños y las niñas. Por ejemplo, cuando alguno menciona emocionado al inicio del día que ha visto cómo pintaron las líneas de las calles, este pequeño pero significativo momento de atención proporciona al maestro las herramientas necesarias para comprender y observar si el niño comienza a manifestar algún juego o propuesta relacionados con ese momento que llamó su atención. Por ejemplo, en el rincón de construcción, pueden tomar palos, ramas o bloques para representar las líneas. Mediante esta acción, el maestro puede reconocer, a través de la observación, que esta propuesta va más allá de una simple exploración cotidiana.  

Es fundamental realizar registros de lo observado, incluso si no se cuenta con un cuaderno o tabla en ese momento. Se pueden utilizar alternativas como tomar notas de voz en el celular o buscar estrategias que ayuden a no olvidar esta información relevante. A través de estos registros, el maestro puede identificar los intereses de los niños y las niñas; y capturar tanto su voz como su expresión. 

Generar provocaciones. Antes de generar alguna propuesta o provocación es importante que como maestro se retome el registro de observación, para que las provocaciones cuenten con un sentido pedagógico. Por ejemplo, puede traer imágenes de calles con líneas y cruces peatonales para mostrar al grupo. También puede colocar papeles en el suelo del área de juego con triciclos para que los niños experimenten y realicen propuestas. De esta manera, el interés inicial de alguien en el grupo puede permear el aprendizaje de todo el grupo y generar nuevas propuestas. 

Es fundamental realizar observaciones detalladas para documentar y seguir el progreso del desarrollo de los niños y las niñas. A través de estos registros, podemos analizar los desafíos a los que se enfrentan y las habilidades que demuestran. Por ejemplo, si el maestro documenta una hipótesis en la que ellos plantean que las líneas en las calles son rectas porque los carros siempre van en línea recta, esta hipótesis puede motivarlos a fortalecer su pensamiento cognitivo y habilidades motrices finas al trazar líneas rectas o explorar si los carros pueden moverse en una trayectoria circular. 

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