Dispón en un espacio seguro de la casa diferentes texturas como harina, espuma de afeitar, granos, entre otros, para que el niño pueda explorar acompañado de un adulto. Realiza preguntas para que complejice este proceso, como por ejemplo, ¿qué sientes?, o ¿está suave?. Déjalo que explore y cree de manera espontánea.