Validando el potencial y autonomía de los niños y las niñas  durante las prácticas de cuidado 

Cuando hablamos de prácticas de cuidado personal, nos referimos a las acciones cotidianas que realizamos para mantener la higiene, la salud y el bienestar de los niños y las niñas. Estas prácticas incluyen experiencias como lavarse las manos, cepillarse los dientes, bañarse, vestirse adecuadamente, cuidar la alimentación, descansar lo suficiente y mantener una buena salud física y emocional. Al invitar a los niños y las niñas a participar activamente en estas prácticas, les estamos promoviendo su autonomía, responsabilidad y sentido de pertenencia. Además, al reconocer su potencial y capacidad para realizar estas acciones, experimentamos cambios significativos en nuestra labor como cuidadores, mejorando la calidad del cuidado que brindamos. 

En la hora de la alimentación, por ejemplo, podemos fomentar la autonomía de los niños y las niñas invitándolo a comer por sí mismo, a probar diferentes alimentos y a explorar sus texturas, sabores y olores. Al sentarnos junto a ellos y compartir el momento de la comida, estamos validando su capacidad y brindándoles la oportunidad de desarrollar habilidades y gustos alimenticios de manera autónoma. 

 

Lo mismo ocurre en prácticas como el lavado de manos y dientes. Involucrar al niño o la niña en cada proceso, permitiéndole realizar estas actividades por sí mismo, promueve su independencia y le brinda un sentido de responsabilidad y cuidado personal. Con pequeñas acciones como permitirle que tome el jabón, que abra el grifo o que él mismo coja la toalla de secado, le estamos transmitiendo que es capaz y además como cuidador tendrás una tarea menos. 

 

 

A veces, para facilitar las labores domésticas, se prende el televisor a los niños y las niñas que están a nuestro cuidado. Sin embargo, podemos plantear otras experiencias sin dejar de hacer nuestras labores. No se necesitan muchos materiales para fomentar su creatividad e imaginación. Por ejemplo, si colocas una olla cerca de ellos, es muy probable que intenten producir sonidos con ella, explorando diferentes tonalidades y ritmos. Al preguntarles qué escuchan, podrán hablar de los sonidos que perciben en su entorno, lo cual les brinda una tarde llena de aprendizajes y estimulación sensorial. 

 

 

 

 

 

 

 

Al validar a los niños y las niñas como seres capaces y confiar en su potencial, transformamos las prácticas de cuidado en oportunidades de aprendizaje y desarrollo. Al involucrarlos activamente en cada proceso y aprovechar los recursos disponibles en el hogar, les brindamos la posibilidad de explorar, descubrir y construir su conocimiento de manera significativa. 

 

 

 

 

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