¿Cómo construir acuerdos con los niños ?

¿Cómo construir acuerdos con los niños? 

Construir acuerdos implica negociar con los niños, entender sus necesidades; reconocer y validar su percepción del mundo y ser flexible para adaptarnos a sus puntos de vista. A continuación, te compartimos 5 maneras para construir acuerdos de forma sana, respetuosa y enriquecedora para su desarrollo: 

Anímale a dar su opinión: un primer paso para llegar a acuerdos y negociar con los niños es animarlos a dar su opinión. Puedes acompañarlo con preguntas como ¿qué opinas de esto?, ¿qué necesitas?, o ¿qué esperas?, para que reconozcas su punto de vista y sus expectativas. Cuando lo hagas es importante que lo escuches de manera activa, porque esto te permitirá crear un vínculo mediado por la confianza y el respeto. samblea. 
Ofrécele alternativas cuando estés construyendo acuerdos con los niños ofréceles diferentes alternativas para que puedan decidir con base en sus intereses; para que puedas asegurar que sucedan aquellas cosas que no pueden dejar de realizar. Por ejemplo, si están acordando algo que en puede dejar de realizarse, como que las plantas no se pueden arrancar; puedes preguntarles cómo prefieren explorar o relacionarse con las plantas, quizás quieran tocarlas suavemente, o regarlas en las mañanas al llegar al centro educativo; o de pronto prefieren solo observarlas en su camino. 
Asegúrate de que los acuerdos queden en un lugar visible.  Recuerda que los niños pequeños están desarrollando algunas habilidades, una de ellas la memoria; por lo que necesitan herramientas pedagógicas que les ayuden a recordar los acuerdos a los que han llegado. Para ayudarlos a recordar los acuerdos mientras los interiorizan; puedes tener imágenes que hagan alusión a esos acuerdos y publicarlas en alguna de las paredes del aula. También es importante que cuando un acuerdo se incumpla, les recuerdes de manera cariñosa que habían acordado otra cosa. No olvides que, en estas edades, los niños necesitarán escuchar varias veces aquello que esperamos que suceda y recordar constantemente por qué esperamos que suceda, para poder apropiar esta información. 
Socializa los acuerdos con las familias para que también en casa se pueda hacer seguimiento a esas rutinas que estás intentando establecer en el aula con tu grupo. Cosas como “cerrar la llave mientras te aplicas jabón en las manos”, “reciclar los empaques de comida y materiales que se puedan reutilizar”, o “apagar la luz al salir de la habitación” son acuerdos que no solo se pueden seguir también en las familias; sino que le aporta a la familia porque les permite ser socios de los niños en este proceso de cuidado de la naturaleza.
Sé flexible. Los acuerdos pueden cambiar, en especial cuando lo que habíamos acordado es quizá muy difícil de cumplir; y no nos habíamos dado cuenta antes. Entonces, un acuerdo en el cual habíamos escogido, por ejemplo, comer todos los alimentos que tenemos en el plato a la hora del almuerzo, puede convertirse en consumir un poco, y guardar el resto (en lugar de botarlo), para cuando nos dé más hambre en la tarde.  
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