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Respuestas

  1. Al participar de manera espontánea en el juego y conversaciones de los niños enriquecemos su aprendizaje haciéndoles más preguntas y hasta preguntas sin sentido para que sean ellos quienes nos corrijan. De esta manera ampliamos también su vocabulario y los enfrentamos a situaciones de duda que los lleve a explorar más y a investigar sobre esos gustos e intereses.

  2. El docente debe ser un “observador”; puede ser casual mientras los niños juegan, para asegurar que ellos logren resolver las dificultades que surjan en el juego y mantengan su comportamiento dentro de los límites establecidos; o puede conducir una observación sistemática para registrar los aspectos que los niños requieran desarrollar mejor. A los niños les encanta que sus maestros sean parte de la audiencia cuando ellos actúan, muchas veces piden que los adultos se sienten y los vean actuar en los rincones, especialmente en aquellos que promueven el juego dramático. Esto les hace sentir que son importantes y que su juego es valioso.