Promover constantemente acciones que le permitan al niño reconocer y sentir empatía por los demás; es decir, que aprenda a ponerse en el lugar del otro y a entender que es lo que está sintiendo. Por ejemplo, se pueden destinar algunos días al mes, para ir a las aulas de los niños más pequeños a ayudarles con algunas tareas que se les dificultan; o se les pueden asignar pequeñas responsabilidades como el cuidado de una planta. Además, es vital exaltar los comportamientos de respeto y amor que muestra el niño hacia otros; y cuando sea la ocasión, mencionar los comportamientos que no están siendo adecuados, pero que se pueden mejorar.