Técnicas para fortalecer nuestra conciencia dentro de un sistema

Técnicas para fortalecer nuestra conciencia dentro de un sistema 

Todos somos parte de varios sistemas. Estos sistemas pueden ser nuestra familia, nuestro trabajo, nuestros amigos, nuestra comunidad. Precisamente al hacer parte de un sistema, tenemos que ser conscientes de cómo nuestras actitudes, comportamientos y acciones lo afectan, afectando así, no solo nuestro bienestar, sino el bienestar de todos los que hacen parte de ese sistema. 
Por esto, es importante que tengamos en cuenta diferentes estrategias que podemos implementar para cuidar de nuestros sistemas:  
Reconocer las dinámicas. Cada lugar que habitamos tiene unas dinámicas propias. En el centro educativo, por ejemplo, puede ser que antes de abrir las puertas a los niños, los educadores compartan un café y dialoguen. Acciones pequeñas como por ejemplo dejar la taza del café desocupada sobre la mesa en lugar de llevarla al lavaplatos, o hablar en un tono de voz muy alto pueden alterar estas dinámicas y por ende generar malestar a quienes allí comparten este momento. Identifica qué dinámicas se generan en los diferentes espacios o momentos que compartes con las personas que componen tu sistema; para hacerte consciente de los comportamientos que podrían afectarlas.  
Entender. Para cuidar de otros, y del entorno que nos rodea, es necesario primero entender quiénes son las personas y cómo funcionan las cosas. Por ejemplo, en el sistema compuesto por las familias de los niños que acompañas, es necesario identificar sus costumbres, sus gustos y sus preferencias; para poder conectar con ellos hablando desde aquellas cosas que les interesan, que son pertinentes para ellos; y que hacen parte de su cultura. Si por ejemplo tu centro educativo se encuentra ubicado en un lugar rural, entre el verde de las montañas, a lado de un río; seguramente si entiendes cosas como qué animales viven en ese entorno; qué alimentos se cultivan o qué actividades realizan los campesinos en el río; podrás cuidar mejor de ese entorno y acompañar a los niños a entender cómo cuidarlo, por ejemplo, al no botar basuras en el agua; o al no visitar (o jugar cerca de) cultivos que podrían verse afectados por la presencia de los seres humanos. mino. 
Dialogar. En todos los sistemas se generan situaciones que pueden ser identificadas como difíciles o indeseadas. Esta clase de situaciones pueden generar malestar, por lo que es adecuado gestionarlas asertivamente y lo antes posible. Para lograrlo, la herramienta más efectiva es el diálogo. De manera calmada aborda a las personas involucradas en estas situaciones y hablen sobre los malentendidos que pudieran haber surgido; tratando siempre de entender las causas para poder solucionarlo.  
Construir. Unirte con otros alrededor de las necesidades del sistema al que pertenecen es una excelente estrategia para asegurar el bienestar de todos. Por ejemplo, si tu centro educativo está ubicado en un clima que lo permite, puedes crear una huerta en la que los niños puedan entender algunas características de ese entorno al tiempo que cuidan de él por medio del cultivo de los alimentosa.
Dejar huellas positivas. Cada vez que interactuamos en un lugar, y cada vez que interactuamos con otros, dejamos huella. Por esto es importante que esas huellas sean positivas, que las personas con quienes compartimos, el lugar que habitamos y la naturaleza que nos rodea; se vean afectadas positivamente por nuestras acciones, por nuestras actitudes y por nuestras iniciativas.